Caso Fortunato-Silva: En los what sapp solo encontraron mensajes de amor

La hipótesis primaria sobre que Julieta Silva atropelló adrede a su novio Genaro Fortunato, se cayó a pedazos a la luz de las pruebas.

Y si faltaban elementos para confirmar que la comerciante de 30 años no tenía ningún tipo de resquemor para con el ex rugbier de 25 años, podemos mencionar que esta semana se terminaron de periciar los teléfonos de ambos, donde sólo abundaban los elogios mutuos y promesas de amor.
Esa es la síntesis de los cerca de 6.000 whatsapp que se escribieron entre sí, incluso 24 horas antes de la fatal madrugada del 9 de setiembre del 2017, en calle El Chañaral de Las Paredes.
Los diálogos comenzaron el 13 de junio, cuando empezó la etapa del cortejo de la pareja.
«Me siento muy cómodo en tu entorno, con tu gente, con tu familia. Me tratan muy bien», dijo Genero en uno de los miles de chat.
Previo a la muerte del joven, no hubo insultos, peleas ni amenazas, al menos que hayan registrado los teléfonos.

OTRA PERICIA QUE FAVORECE A JULIETA
El lugar exacto donde el Fiat Idea le pasó por encima a Genaro Fortunato, no estaba siendo iluminado por el foco del alumbrado público. Es que hasta el lugar no llegaba la claridad de la lámpara de mercurio, producto del enramado.
Esto beneficia a Julieta Silva, como un argumento más de no haber visto tirado en el piso a su novio.
Recordemos que la fiscal Andrea Rossi, que primeramente caratuló la causa como «homicidio doblemente agravado por alevosía y por el vínculo», debe evaluar ahora como recalificarlo (homicidio culposo o doloso), luego que el tribunal de alzada compuesto por Alejandro Celeste, Jorge Yapur y Néstor Murcia desacreditaran su hipótesis, como así también el inefable fallo del juez Pablo Peñasco que incluía prisión preventiva efectiva a la joven.

LOS HECHOS
Es importante recordar que ambos salieron alcoholizados del boliche Mona, y que antes de subirse al vehículo, Genaro amagó con volver al local nocturno con el objetivo de tomarse a trompadas con otro sujeto, que le habría dicho algo a Julieta, por lo cual ella decidió irse sola; pero al arrancar no se percató que Fortunato iba corriendo a la par del auto hasta que se cayó en la calle, y probablemente se golpeó la cabeza, perdiendo el conocimiento.
Luego ella decidió volver por él, por lo que retornó por calle El Chañaral, y le pasó por encima a unos 30 kilómetros por hora.
Es decir que ella manejó ebria, sin sus anteojos, presuntamente con el parabrisas empañado, y en el contexto de una copiosa lluvia que le dificultó aún más la visión de la calle.

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