Caso testigo de la indignación de una víctima de robo

El 6 de septiembre pasado, un preventista amaneció con el portón de su casa de Poble Diablo violentado, y la sorpresa que su moto 110 cc, la que usaba para trabajar, ya no estaba.
Hizo la denuncia en la Comisaría 38, y recién un mes después desde la policía lo llamaron para avisarle que apareció su moto; pero con la particularidad que estaba totalmente destruida, y con el faltante del asiento, la caja negra y la batería.
Es que el presunto ladrón se había accidentado mientras la conducía en Salto de Las Rosas. Se estrelló contra un árbol, lo que derivó en que tuviera un par de fracturas importantes, por lo que estuvo internado un par de semanas en el hospital.
La indignación del preventista es que, una vez que le dieron el alta, el joven se fue a su casa como si nada, y que hasta ahora a él nunca lo llamaron a declarar por la causa.
Es más, la víctima tuvo que dar de baja la patente en el Registro Automotor, trámite que le costó 240 pesos.
Pero acaso lo peor es el faltante de la bateria, la caja negra y el asiento, como dijimos, que «desaparecieron» tras el choque.
«Ni eso pude recuperar», dijo el hombre muy enojado a nuestro medio.
Típico caso de inseguridad donde no se recuperan los bienes robados, se aprehende al delincuente pero sale en libertad y no paga por los daños producidos.

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