Una anciana de 72 años recibió un llamado a su celular donde una voz masculina le dijo que debía depositar la suma de $10.000 en una cuenta, porque tenía a su hija secuestrada, y que si no lo hacía le cortarían un dedo.
La mujer, desesperada, le explicó que no tenía esa cantidad, por lo cual el hombre le cortó el teléfono.
Inmediatamente la señora llamó a su hija, que le contestó normalmente y dijo no haber sido víctima de ningún secuestro (imagen ilustrativa).