Dos jueces de San Rafael cobran más de $220 mil por mes, y no pagan ganancias

El Estado Nacional y Provincial continuará siendo deficitario mientras se sigan gastando los recursos de manera descontrolada e injusta. Entre estas injusticias se ubican los salarios mayores a 100 mil pesos, ya que son haberes que solo pueden pagar las empresas privadas a sus jerarcas, y no el Estado a sus funcionarios, sean políticos o de carrera.

Por ejemplo, en el Poder Judicial conviven salarios de «hambre» con los de magistrados que perciben una verdadera fortuna mensual, tal es el caso de dos jueces gerontes de nuestro departamento, como Jorge Panebianco y Pablo Rousse, de 70 y 78 años, respectivamente.
Nadie niega su nivel de responsabilidad, aunque sí se ha cuestionado el funcionamiento de sus respectivos juzgados.
Panebianco, con 34 años de antiguedad en el Poder Judicial, es titular de la Primera Cámara del Trabajo, y cobra casi 244 mil pesos mensuales.
Rousse, titular del Primer Juzgado Civil y Comercial, se lleva de las arcas del Estado 224 mil pesos, con 26 años de antiguedad en el cargo, tal como consignó el diario Uno días atrás.
Hay que decir que ambos no pagan impuesto a las ganancias, como sí aportan diputados y senadores, y no están obligados a afiliarse a la Obra Social de los Empleados Públicos (OSEP).
Vale decir también que dichos magistrados se jubilarán con el 82% móvil, por lo cual pasarán el resto de sus vidas disfrutando de un haber superior a los 150 mil pesos de bolsillo.

EL ENOJO DE CORNEJO CON LOS JUECES
Tras molestarse por perder la votación respecto a la ampliación de la Corte, el gobernador Alfredo Cornejo escrachó a un juez sanrafaelino: «El Juzgado de Paz de Real del Padre está cerrado. El juez vive en San Rafael y deja un teléfono con un cartel que dice ‘Si alguien viene, me puede llamar a esta número’. Los invito a sacarle fotos. Son jueces que dicen que tienen mucho trabajo y yo les puedo demostrar que tienen poco trabajo».
Es que Cornejo está harto de escuchar que buena parte de las causas judiciales tardan años en lograr sentencia, producto de la falta de celeridad de los titulares de los juzgados.

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