Golpiza en Punta del Este: Tomas Lacase perdió la audición de un oído y tiene parálisis facial

El 20 de enero pasado, Tomás Lacase (19) cenó con su familia y algunos amigos en Punta del Este. Un par de horas más tarde caminó junto a su grupo más íntimo por la zona del puerto del balneario uruguayo. Estaban indecisos, pero decidieron pasar la noche en Ramses, el boliche ubicado en la Rambla Artigas, frente al mar.
Cerca de las 7 de la mañana ocurrió lo peor. Una discusión poco clara dentro del boliche terminó con su grupo fuera del establecimiento. Detrás de ellos, Bernardo Alcanoni, abogado sanrafaelino de 29 años, según los testigos golpeó a Lacase desde atrás, provocando que caiga hacia adelante y se desmaye automáticamente. «Un pescador de la zona y otro chico santafesino declararon que vieron cómo le pegaban patadas y pisotones en la cabeza. Ocurrió todo en segundos», explicó a Infobae Bernardo Lacase, padre de Tomás.

«Si tomo en cuenta todo lo que ocurrió desde el 21 de enero hasta acá, tomando como partida su ingreso al sanatorio, el panorama que teníamos por ese entonces, estoy agradecido. Hoy está bien. Pero si tomo en cuenta cómo lo vi la noche anterior, el 20 de enero, mientras cenábamos en familia, diré que tendrá unas secuelas muy complicadas», agregó el padre del joven cordobés.
Y agregó: «Sufrió 23 fracturas en el rostro. Tiene una parálisis facial bastante importante, perdió casi toda la audición del oído izquierdo (irrecuperable) y le quedó una cicatriz muy grande en la frente, para la cual ya se realizó una cirugía estética, aunque deberán volver a intervenirlo».

Tomás pasa sus días en la cama, entre visitas de amigos, familiares y médicos. También él debe visitarlos para realizarse estudios y controles constantes. «Cada médico que lo fue viendo no puede creerlo», contó su padre, sorprendido por la rápida recuperación que tuvo su hijo teniendo en cuenta la cantidad de golpes que recibió en su cuerpo y que solo pasó poco más de un mes del hecho.

Bernardo Lacase, padre del joven agredido en Punta del Este

Fanático del fútbol y amante del golf, transcurrió sus últimos años estudiando Diseño Industrial en la Universidad Siglo XXI de Córdoba. «Un chico demasiado tranquilo, con un espíritu muy especial. Anímicamente está muy bien. Molesto, obviamente, por la cantidad de tratamientos que debe hacer, pero con un gran humor», contó su papá.
«Actualmente está en pleno proceso de rehabilitación neurológica, en un centro de recuperación muy importante de Córdoba, proceso que le llevará bastante tiempo», explicó.
Entre los recuerdos, Bernardo rescata detalles de aquella madrugada fatídica. «Nosotros habíamos llegado el 13 de enero a Punta del Este. Tomás, junto a sus amigos, lo hicieron el 30 de diciembre. Recuerdo que eran las 7.40, estaba durmiendo, cuando me llamó su primo hermano, que no estaba allí pero le habían avisado. Me dijo: ‘Quedate tranquilo que está bien».
Esperó encontrarse con su hijo despierto, contándole que había sufrido un corte en la ceja, un par de golpes en su cuerpo o la desgracia de algún diente perdido. Pero también sabía que estaba internado en el sanatorio Mautone y que el motivo del traslado suponía algo más que un par de golpes o un corte en la cabeza. «No pensé que iba a ser tan grave. Supuse algo razonable, jamás imaginé un cuadro semejante: cuando lo encontré estaba luchando para vivir».

EL UNICO IMPUTADO EN LA CAUSA SIGUE SIENDO ALCANONI
No quiere venganza; tampoco menciona con enojo al único acusado, solo asegura: «Es mentira que mi hijo y Alcanoni se conocían. Ellos son de San Rafael, del sur de Mendoza. Cuando Tomás despertó le mostramos fotos del agresor y no lo reconocía. No se acuerda de nada. Los médicos dicen que es posible que nunca vuelva a hacerlo». Bernardo viajó durante la última semana para entregarle un poder especial al abogado Jorge Barrera, quien sigue la causa judicial en Uruguay.

Bernardo Alcanoni, el único imputado en la causa

«No tuvo avances, y por lo que tengo entendido Alcanoni está en su ciudad», contó. La familia busca evitar que Tomás tenga que viajar a Punta del Este a declarar, ya que eso interrumpiría el tratamiento. Además, le cuesta horrores hablar y mucho más mover la cara.
«Una de las grandes enseñanzas que nos dejó todo esto es que nuestro hijo no tiene rencor ni bronca. Él nos dice: ‘Estoy bien, estoy vivo. Miremos para adelante’. No está enojado, y sabemos que debemos aprender de él y hacer lo que nos está indicando, que en definitiva es lo mejor para él. No tenemos bronca ni sensación de odio», dijo Bernardo.
«La búsqueda principal sigue siendo la misma: tenerlo lo mas parecido posible al 20 de enero a la noche, cuando estábamos en familia, disfrutando de una cena en un lugar al que nos encanta ir. No vamos a malgastar el tiempo en un proceso que implique ponerlo a Tomás en otra situación angustitante», concluyó (fuente: Infobae).

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