Históricas: Daniel Córdoba, el primer óptico de San Rafael*

gafas
Arribó a la Colonia Francesa cuando se colocaban las bases fundamentales de San Rafael, y el flamante Club Social era la entidad que congregaba lo más selecto de la sociedad local.
Daniel Córdoba, se llamaba un estudioso que arribó en el segundo viaje ferroviario que desde Mendoza y por la recién inaugurada línea de las Catitas finalizaba en la estación terminal de la población del sur.
Esa noche, en el salón grande del citado club, usó de la palabra el recién llegado: «No quiero dirigirme a ustedes como un maestro, porque no lo soy… He cursado y obtenido el diploma de óptico, en torno al cual, y como profesión integrante de la física, no existe sobre ella un conocimiento cabal».
La concurrencia juzgó favorablemente su facilidad de palabra y aparente dominio del tema.
Era evidente que se trataba de un hombre ilustrado: «He cursado como dije, una carrera, pero existe, además de saber calibrar los cristales de las lentes y anteojos de quienes tienen dificultades de visión, algo más: se trata, básicamente, de cumplir al pié de la letra lo prescripto por el oculista, y yo no lo soy» -hizo una pausa antes de continuar- «En tal aspecto me resulta grato anunciarles a ustedes la próxima llegada de un profesional en la materia con quién tendré el gusto de colaborar. Mientras tanto, y aguardando su arribo, abriré en esta hermosa Colonia
Francesa un local exclusivamente destinado a favorecer y entablar relación con quienes la habitan».
«Experimento enorme satisfacción por integrarme a una comunidad que desde tiempo atrás y apenas supe yo el quehacer aquí realizando, mi simpatía por este lugar fue semejante al deseo de instalarme junto a ustedes.
Por entonces, y poco antes de finalizar el siglo, existían ya varios negocios en el pueblo. Un pequeño almacén, un local destinado a la venta de pan y anexo de vinos, una tienda y una carnicería. Ahora, con el arribo del óptico y el inminente arribo del oculista se iba conformando el futuro de la pequeña comunidad.
Muy grato fue el recuerdo que dejó Daniel Córdoba, propietario de la óptica primera establecida en San Rafael.
En el comienzo de la segunda década del siglo pasado, y teniendo ya San Rafael las características de un pueblo, que aunque poco extendido, contaba ya con numerosos negocios, comenzó la paulatina llegada de profesionales que arribaban atraídos por las perspectivas alentadoras presentadas por un medio cuyo crecimiento -según opinaban en ambientes foráneosera «asombroso».

* Publicado en el suplemento «Historias, Personajes y Leyendas de San Rafael», de SEMANARIO DEPARTAMENTAL

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