La mirada de un sanrafaelino sobre el acto del Día de la Memoria

Sensaciones contrapuestas para un día difícil… Recuerdo como si fuera hoy esa mañana de hace 40 años, en que me despertó el sonido de la tele que venía de la pieza de mis viejos; raro a esas horas de la mañana, y raro que ya hubiese amanecido y nadie me despertó para ir al colé.
– ¿Que pasó?, pregunté.
– Hoy no vas al colegio, hubo golpe de estado…
Sin entender mucho que pasaba me senté en el borde de la cama y me quedé escuchando una voz rara que emitía unos comunicados más raros aún…
Con el tiempo entendí lo que pasó esa mañana, y los días y los años que la sucedieron.
Ayer, 40 años después, viví ese día especial con mi hijo, con quien comparto 4 o 5 momentos claves en el año; seguramente no fue casualidad…
Junto con el día llegaron las decepciones, que quizás no fueron tales porque seguramente las esperábamos.
El primer mal momento (mejor llamarlos así) fue el discurso y la actitud en general de Macri en el Parque de la Memoria junto a Obama… Lamentable, deprimente; no solo el discurso, sino toda su incomoda actitud de principio a fin, pero como dije antes, seguramente lo esperaba; pero la ocasión de estar con mi hijo, el asado que se avecinaba, etc., quizás me dieron una cuota de optimismo que hiciera que esperara un milagro, que obviamente no llegó… Pero bue, tenemos el presidente que tenemos, y los milagros no existen.
Plaza de la Memoria
El día siguió y el segundo mal momento se avecinaba: Sabíamos que iba a haber una marcha por los 40 años del golpe, que salía a las 5 de la tarde del km cero de San Rafael; entonces, salimos caminando un rato antes y tuvimos una hermosa charla, de todo un poco hasta cubrir los 4 km que nos separaban de Mitre y San Martín.
Al llegar nos encontramos con lo esperable para una marcha en San Rafael: unas 250 personas divididas en una columna de «La Campora»; una columna del SUTE; una pintoresca columna del partido comunista (que sinceramente me causo «ternura»), y varias personas de a pie, de los cuales muchos eran conocidos que hacia tiempo no veía.
Hasta ahí todo bien; la columna general empezó a moverse, hasta llegar a la Plaza de la Memoria, distante cinco cuadras del comienzo.
El acto comenzó, por supuesto, con el canto del himno (fue lindo y emotivo cantarlo junto a mi hijo), y continuó con el segundo «mal momento»: Un discurso común de todas las organizaciones de derechos humanos de la zona. Dicho discurso, que comenzó -por supuesto- con un «buenas tardes a todos y a todas» , habló bastante poco del motivo por el cual estábamos ahí, y se focalizó en atacar al gobierno actual que estaba «destruyendo» los logros y «maravillas» del gobierno anterior.    Ante esas palabras, ante ese «desvirtuar» el significado de la marcha, y ante ese apoderamiento de la fecha, mi hijo y yo nos sentimos de más y emprendimos la vuelta.
Ante lo expuesto, yo invito a reflexionar a mis contactos K, que con muchos de los cuales me une un cariño entrañable y saben que el presidente actual me simpatiza tan poco como su equipo de fútbol.
¿No será el momento de hacer una autocrítica y darse cuenta que ese «apoderarse de las causas» y ponerse en un lugar de «paladines de lo justo» y dueños de la verdad, lo único que logra es cansar y ahuyentar a la gente? Y qué de hecho fue lo que pasó.
¿No será el momento de dejar la soberbia de lado y asumir que si tenemos el presidente que tenemos (cosa impensada hace un año atrás) es gracias a esa soberbia y a esa falta de autocrítica que saturó a la mayoría, e hizo que lo bueno quedara opacado y que esa mayoría termine viendo a un impresentable como una posibilidad?
Bueno, llegué a destino en mi viaje, no escribo mas…
Ahh y el día termino bien, ví el partido con mi hijo, y ganó Argentina!!! (Daniel Lewin).

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