Más sanrafaelinos fueron distinguidos por la Cámara de Diputados y el HCD

En un acto pleno de emociones por lo que significa el reconocimiento a una actividad, la concejal Gisela Caballero (UCR – FCM) y la diputada María José Sanz entregaron distinciones a sanrafaelinos y organizaciones de la sociedad civil que se destacan en distintas actividades.
«Desde hace un tiempo nos hemos propuesto junto a la concejal Gisela Caballero, homenajear y distinguir a aquellos sanrafaelinos que nos inspiran. A veces hay tantas cosas que a veces no son como nos gustan, hay muchísimas otras que nos encantan que pasan en San Rafael, y es un deber de la sociedad fijarnos en esos que son distintos, que hacen algo más allá de sus propios límites y se esfuerzan por ser mejores, haciendo que San Rafael trascienda, teniendo la obligación como representantes sociales de hacerlo conocer», expresó la diputada Sanz.
«Las personas que hoy reconocemos tienen lo maravilloso de hacer cosas extraordinarias, porque lo ordinario lo podemos hacer todos» resaltó Caballero.

LOS DISTINGUIDOS

Fundación Tremo Kawell: Es una Fundación de Investigación en terapias ecuestres y deporte especial, dedicada a la atención integral de niños, adolescentes y adultos con discapacidad. Tiene como objetivo prestar un servicio con orientación educativa y terapéutica, que brinde a niños, adolescentes y adultos con Necesidades Educativas Especiales y a sus familias un espacio donde sean recibidos, escuchados y acompañados en el crecimiento de sus hijos, brindándoles todas las herramientas para el desarrollo máximo de sus capacidades, a fin de favorecer la adquisición y el aprendizaje de conocimientos para el desempeño de una actividad que desarrollan con mucho esfuerzo.

Mario Miguel Barrozo (deportista): Mario eligió ser arquitecto, pero descubrió la libertad exigida del atletismo. Siendo alumno del Colegio Maristas en la etapa primaria, demostró habilidad para los deportes y se acentuó en el secundario que cursó en la Escuela Pascual Iaccarini.
Hoy tiene 61 años, pero desde aquella época, ha ido desarrollando su pasión en diversas competencias regionales, nacionales y sudamericanas.
Su última participación, en el Sudamericano de Atletismo llevado a cabo en Santiago de Chile, tuvo un resultado altamente positivo al obtener dos medallas: una en la prueba de salto en largo, y la otra por su actuación en la posta de cuatro por cien.

Valentino Ponce (un pequeño con ideas grandes): Hace 5 años, Valentino tiene diabetes desde hace 5 años. Con el grupo Sweetlife, creó una aplicación para teléfonos celulares para contar los carbohidratos. Con esta idea participaron en el StartUp Weekend, un evento de 54 horas destinado a entusiastas del emprendimiento que desarrollan ideas con modelo de negocios. Sweetlife, un equipo de 11 personas, entre los que se encuentran diseñadores, programadores, desarrolladores y una ingeniera en alimento, obtuvo el primer puesto y ahora compite a nivel mundial con ideas de otros países como Australia, Brasil, Reino Unido, Nigeria y Estados Unidos.
La aplicación tiene un perfil con una historia clínica del usuario, la cual reúne características propias: peso, talle y otros puntos de relevancia. La segunda parte consiste en un espacio con alimentos precargados en la base de datos; estos alimentos a medida de su consumo se van seleccionando y la app se encarga de decir cuanta cantidad de carbohidratos se ingieren y por ende que proporción de insulina se tiene que aplicar. Otro detalle es el registro histórico de carbohidratos consumidos y las cantidades de insulina que el usuario se ha inyectado. La tercera parte y por la cual la idea se distingue de cualquier aplicación para diabéticos a nivel global, es el escáner de alimentos. El mismo funciona a través de la cámara del celular y brinda la posibilidad de escanear los alimentos de cualquier góndola para obtener todos los datos.

Arminda Calderon (una estudiante de secundario de jóvenes 74 años): Arminda cursó hasta quinto grado en el Centro Unidad Educativa Nº 83, que se ubicaba en calle Isaac Espínola, en la segunda cuadra de Pueblo Diamante, pero este centro cerró. Pasaron varios años para que Arminda pudiese terminar su nivel primario.
Pero tenía otro objetivo y anhelo: la enfermería, lo cual la hizo retomar su último año de primaria y así pudo acceder a estudiar en la Cruz Roja. En su última etapa de estudios, trabajó en el Vacunatorio de la entidad, luego en el Sanatorio Mitre, y cuando este cerró, por su desempeño profesional fue seleccionada para desempeñarse como profesional enfermera en la sala de partos del Hospital Español, donde cumplió tareas hasta su jubilación.
Arminda tenía otros sueños, otros objetivos: el secundario. Con el apoyo de su esposo, don Rafael Ponce, de su familia y amistades, decidió inscribirse para cursar el secundario en el Centro de Estudios de Nivel Secundario “Daniel Prieto Castillo”, de Barrio Policial. Allí ha obtenido excelentes calificaciones y este año finalizará el nivel secundario.

La casita de Malen (luchadores incansables): Ellos luchan sin claudicar para poner en funcionamiento “La Casita de Malén”, una entidad que trabaja por los niños que padecen enfermedades oncológicas y/o hematológicas,
Marien Argüello, Maximiliano Martínez y Fernando Hernández, junto a 20 jóvenes voluntarios que tienen entre 18 y 25 años, inspirados en el amor, han avanzado en la construcción de una vivienda que ya tiene parte de la edificación, destinada a niños que desde los distritos sanrafaelinos, requieren de atención especializada.

Su objetivo es que será el primer Centro Oncológico en la Zona Sur de Mendoza, ubicado en la calle Cabildo 247, de la ciudad de San Rafael, donde reciben a más de 25 niños con cáncer en toda la Zona Sur, que posea habitaciones para los chicos que vienen de la provincia y alrededores a quedarse para sus tratamientos, y se sientan cómodos, contenidos, atendidos y distendidos aún a pesar de sus pesares.
Malén, cuando tenía 4 años comenzó a sufrir cáncer y falleció luego de seis años de tratamientos de quimioterapia y radioterapia. Hoy es la inspiración de Marien, su mamá; Maximiliano y Fernando en su lucha diaria (Fotos: Gisela Sabino).

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