Mona Bar: Vecinos hartos y una tragedia en puerta

Tras la muerte del rugbier Genaro Fortunato, Mona Bar terminó siendo el local nocturno más famoso de San Rafael.
El «boliche», que funciona en una casa reformada en la esquina de Ruta 143 y calle El Chañaral, es una bomba de tiempo, que en cualquier momento podría explotar, pese a tener su habilitación formal en regla.

Se trata de una construcción vieja (de unos 60 años) que tiene un sinfín de deficiencias, precisamente porque no fue planeada para que allí funcione un bar para 500 personas, sumado a la vibración que genera el alto volúmen de la música en el techo y las paredes .
Noches atrás, a un cliente del local se le cayó un pedazo de mampostería en la cabeza. Por suerte no fue una tragedia, pero se desconoce que ocurrirá una próxima vez.
Es que el edificio carece de vigas y columnas, inclumpliendo así con el Código de Edificación de la Provincia para este tipo de lugares.

RUIDOS MOLESTOS, ORINA, EXCREMENTOS Y OTRAS YERBAS
Los vecinos, a lo largo del tiempo, hicieron varias denuncias contra Mona Bar.

Una de las denuncias presentada por los vecinos al HCD

Además de los ruidos molestos provocados por la música y el gentío, sobre todo teniendo en cuenta que no tiene paredes acústicas y que su patio linda con otras viviendas, los sufridos vecinos se quejan que muchas veces se encuentran con jóvenes orinando y defecando en sus porches y veredas.
«Nos estacionan sobre el puente, y ante una urgencia no podemos sacar los vehículos», dijo a HOY SAN RAFAEL uno de los damnificados.
También denunciaron que las vibraciones de los parlantes llegan a sus propias casas. «Es como si estuviera temblando, pero toda la noche», nos dijo nuestra fuente.
«Hace un tiempo atrás no había mucho problema, porque tenía una capacidad para 150 personas, pero desde que se la ampliaron a 350 esto es un desastre para nosotros; además, entra mucha más gente que esa, y parece que eso los inspectores no lo ven», reveló el vecino.

CLAUSURAS Y DECENAS DE ACTAS DE INFRACCION
Mona Bar abre sus puertas los viernes y sábados, y hasta hace un par de semanas estuvo clausurado. En la última inspección, del último sábado, se detectó que los baños no tenían agua, por lo cual se le confeccionó la enésima infracción. Precisamente, como los sanitarios no están preparados para recibir tanta gente, es que los clientes terminan haciendo sus necesidades en los patios de las casas vecinas, y en la calle.
Hoy, como medio de comunicación comprometido con la salubridad de nuestro departamento, le advertimos a las autoridades municipales, provinciales y judiciales que puede ocurrir una tragedia en cualquier momento, y que los responsables no solo serán los dueños del «boliche», sino quienes permitieron que siga trabajando en estas condiciones.

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