Sistemáticamente, sobre todo en horas de la noche, un grupo de vándalos (en su mayoría menores de edad) se esconden en dicha esquina, y al pasar un vehículo le arrojan piedras.
Rompen parabrisas, lunetas y ventanillas, como en el caso de este automovilista, al que el fin de semana por tercera vez en pocos meses le rompieron los cristales de su Chevrolet D20.
Anoche también destruyeron la rejilla del radiador de otro vehículo.
Los damnificados llaman a la policía, pero cuando ésta llega los maleantes salen corriendo.