El viernes en la madrugada, Alejandro Moya tomó un taxi en las inmediaciones de Av. Balloffet y Perú.
Para su sorpresa, en el asiento había un teléfono celular marca Motorola, y como no podía desbloquearlo (porque tenía clave), esperó que alguien llamara para decir que él lo había encontrado.
Minutos después recibió el llamado del dueño del teléfono, Mariano, que se lo había olvidado en un viaje anterior.
Fue así que Alejandro le indicó la dirección de su casa para que Mariano fuera a buscarlo, cosa que el propietario del celular hizo, al tiempo que le ofreció una recompensa por su gesto, pero Alejandro en un principio se negó a aceptarla.
Vale decir que el joven es oriundo de Neuquén y que se encuentra en San Rafael estudiando.