Una empresa de encomiendas recibió hace unos 20 días de San Luis un tambor de 200 litros de acero inoxidable, a modo de encomienda, que se supone llevaba agroquímicos.
Pero el destinatario nunca se apareció, por tanto la firma intentó contactarse con el remitente, pero el mismo era falso.
El protocolo indica que, cuando no se ubica ni al remitente ni al destinatario, se de aviso a la policía y en su presencia se abra el paquete.
Al darle apertura al tambor, que lo hizo finalmente Gendarmería, se observó unos 42 ladrillos de marihuana, perfectamente compactados.
La carga totalizaba 50 kilos 460 gramos de droga, que -según estimaciones- tendría 250 mil pesos de valor de mercado.
Lo que es difícil de entender por que nunca apareció el destinatario, y la modalidad de tráfico, cuasi infantil.