En la vereda frente al Vea de la Av. Hto Yrigoyen podría decirse que se instaló una suerte de saladita, sobre todo los fines de semana.
A los vendedores de pan y frutas que están allí desde hace años, se le sumaron últimamente distintos mercaderes, que comercializan desde películas piratas, empanadas y hasta africanos que despliegan toda una tienda de relojes berretas, fantasías y cadenitas.
Conviven a metros de un par de trapitos, que tienen antecedentes de todo tipo, incluso de rayar autos cuando no se les permite cuidar el auto.
TODO UN DESCONTROL, a mil metros de la Municipalidad, que debería procurar que no se usurpe la vereda de todos, sobre todo personas de dudosa moral y con antecedentes penales.
Ayer en la tarde, uno de estos tantos africanos que «invadieron» nuestro país instalando mesones en la vía pública, para vender bijouteri (no vaya usted a ofrecerle trabajo en una finca), mientras miran a las chicas y hasta le dicen barbaridades, se acercó a un policía para denunciar a uno de los citados trapitos, porque en un descuido le «manoteó» mercadería de su exhibidor.
El efectivo fue en busca del indigente, a quien tras un cacheo le secuestró tres relojes y tres carteras, por lo que fue conducido a la comisaría 32.

PARA QUE QUEDE CLARO debemos agregar que de ninguna manera este artículo tiene una carga xenófoba contra los senegaleses u otros africanos que deciden radicarse en nuestro país, ya que nuestra Constitución Nacional dice que es bienvenido todo extranjero de buena voluntad, tal como las colectividades bolivianas y chinas que se instalaron en nuestro territorio trabajando de sol a sol.
La crítica se basa en que la mayoría de estos sujetos venden chucherías en lugares prohibidos, evadiendo el fisco y siendo una competencia desleal contra nuestros comerciantes, al tiempo que nada quieren saber con trabajos medianamente «sacrificados».
En cuanto a los trapitos, es otra actividad fuera de la ley que en nuestro departamento no tiene control de ningún tipo.

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