Marcos Mamani (25) fue condenado a 6 años de prisión, por haber abusado sexualmente de dos chicas el 28 de noviembre pasado en Cuadro Nacional.
El caso conmocionó a San Rafael, pues este depravado interceptó a las jóvenes en plena calle Santa María de Oro, las apuntó con un arma y las condujo a un baldío, donde a una de ellas la obligó a practicarle sexo oral, al tiempo que la apuntaba en la cabeza con el revólver, y a la otra que le tocara los genitales.
Fueron minutos de terror para las estudiantes, quienes finiquitado el acto corrieron hasta la Comisaría del distrito, donde hicieron a denuncia.
El hombre fue detenido horas después, cuando volvió al lugar de los hechos a, presuntamente, buscar la billetera y el teléfono que se le habían caído.
Los policías también lograron encontrar el arma utilizada, que terminó siendo una réplica.
LA PALABRA DE UNA DE LAS VICTIMAS
El fiscal Norberto Jamsech solicitó 9 años de prisión para Mamani, en tanto la defensora del violador pidió su absolución, negando su participación en los hechos.
Vale decir que durante el abuso, las jóvenes rasguñaron a su agresor en los brazos, y la prueba fue constatada por el médico policial; sin embargo, el acusado alegó que dichas marcas provenían de su actividad, que era bañar perros.
Mamani adujo que había esa noche estuvo en su casa de calle Italia de Ciudad, y que al día siguiente fue a Cuadro Nacional para la venta de un caballo, y que entró al terreno inculto a limpiarse las manos que tenía engrasadas, versión absurda, pues en el lugar solo había un sinfín de cardorusos.
HOY SAN RAFAEL habló con una de las víctimas, y ante la consulta si estaba de acuerdo con el fallo de la Primera Cámara del Crimen, nos dijo: «Si en esos 6 años se sana mi dolor y el de la otra chica está bien, pero creo que no será así».
En todo el proceso Mamani intercambió días de cárcel con prisión domiciliaria en una vivienda de la primera cuadra de calle Chacabuco, pero ahora deberá estar preso por al menos 3 años más, cuando cumpla los dos tercios de su condena.
Las víctimas reconocieron al violador por la ropa, y hasta el cinturón, ya que tenía la cara tapada.