Habló Marinelli: Dice que es un hombre serio y honesto, y por resolución se bajó el sueldo casi al mismo nivel del gobernador

La opinión pública se manifestó por estos días muy duramente contra Sergio Marinelli, al saber que le cuesta a los regantes 238 mil pesos por mes como Superintendente del Departamento General de Irrigación.

Pero no es sólo eso lo que encolerizó a los mendocinos, sino haber recordado que este tal Marinelli hace más de 30 años que vive a costa del Estado, en distintos cargos políticos.

El sanrafaelino hace dos años que está cargo del DGI, y parece no haberse enterado del ajuste realizado por el gobernador en cargos y sueldos.

Dos años tardó en recoger dicho guante, y tras el escrache que hicimos un par de medios de comunicación sobre los voluptuosos sueldos que cobran 27 agentes de Irrigación, y que publicáramos el pasado viernes.

Ayer comentamos que, acorralado por la situación, Marinelli envió un pedido a Alfredo Cornejo para que la legislatura vote una nueva ley de sueldos para el DGI, trámite que tiene una duración de varios meses, entre la presentación del proyecto, su aprobación por ambas Cámaras y su correspondiente reglamentación. Es por ello que el funcionario -a la espera de dicha ley- firmó una resolución donde se baja el sueldo automáticamente a partir de julio, casi al mismo nivel que el gobernador (un 98%), cuando el nivel de responsabilidades de uno y otro es tremendamente diferentes.

También estableció una sub escala para los directores (90%), Directores (83%) y Consejeros (74%), como así también para Coordinadores. A partir de ahora, y hasta el cambio en la Ley, irán enganchados al sueldo del gobernador en esos porcentajes.

Esta mañana, Irrigación envió una nota a HOY SAN RAFAEL, donde en primera persona Marinelli habla de todos los presuntos logros de su gestión, incluyendo la austeridad.

LA CARTA DE MARINELLI A LA OPINIÓN PÚBLICA
Ante la difusión que a partir de una nota periodística ha tenido el listado de los sueldos brutos de los funcionarios del Departamento General de Irrigación, quiero manifestarme a la opinión pública en general y a los regantes en particular.
No nací ayer, ni en la vida ni en la política, en ambas tengo muchos años y mucha trayectoria, he sido funcionario varias veces y tengo una dilatada actuación como profesional independiente, de manera alternada la mayoría de las veces.
En ambas actividades se podrá juzgar si los resultados fueron buenos o no, según las diferentes opiniones, pero lo que está claro es que nunca fui sospechado siquiera de actos inapropiados y mucho menos ilícitos.
Y nadie puede dudar de la dedicación que le brinde y le brindo a la función pública, que realmente siempre me apasionó y me sigue apasionando.
Estoy seguro que mi experiencia y mi conducción, le está dando un sendero correcto a la gestión acompañado por el plantel de Irrigación.
Cuando asumí traje poca gente de afuera, y elegí profesionales de carrera para ocupar los puestos de conducción, decisión que tuvo bastante apoyo de distintos ámbitos.
De acuerdo a la ley de sueldos 8727, estoy exceptuado junto con magistrados, Fiscal de Estado, Asesor de Gobierno, Presidente y Vocales del Tribunal de Cuentas, Contador y Tesoreros de la Provincia, o sea que debe haber junto con varios empleados de la administración, varios centenares de personas que cobran más que el Gobernador y que yo.
O sea, mi sueldo es legal.
La Ley de Sueldos es anterior a mi asunción.
Pero como estoy de acuerdo en que el Gobernador de la Provincia es quien tiene la mayor responsabilidad, nadie debe cobrar más que él. Es por ello que le pedí que eleve un Proyecto de Ley para que se fije un tope a mi sueldo, de acuerdo a su propuesta y la disposición de la Legislatura.
La legislatura exceptuó el cargo que ocupo por razones constitucionales y la autonomía del Departamento General de Irrigación. Por eso también después de la reunión con el Gobernador, el lunes, firmé con fecha 2 de julio la Resolución Nº 732 ad referendum del Honorable Tribunal Administrativo (HTA), que es quien tiene la atribución y del que formo parte, que limita los sueldos de igual manera que el proyecto de Ley enviado a la Legislatura.
O sea, los sueldos ya están limitados, pero el porcentaje definitivo, o sea mi remuneración, será la que se decida en la nueva Ley.
La metodología de liquidación de sueldos de Irrigación, hace que para tener un sueldo neto similar a los de los distintos poderes del Estado, el bruto tenga que ser mucho mayor.
Lo fije la Legislatura o no, esta limitación al 98% del sueldo del Gobernador, ¿es justa?
Seguro para algunos está bien, para otros hasta debería ser ad honorem y para varios, mucho menor, independientemente de mi persona.
Es opinable, por esto es bueno que más allá de la autonomía de Irrigación, se fije por ley. El Superintendente y sus colaboradores, tienen responsabilidades muy grandes: el principal recurso, el agua, los empleados en toda la Provincia (486, a los que se suman 104 locaciones y 6 pasantes). El HTA tiene 5 Consejeros y tres funcionarios políticos.
En la Superintendencia me acompañan 19 profesionales, 8 de los cuales son de carrera. Pero en realidad, no he cubierto todos los cargos jerárquicos y hay 7 disponibles, entre los cuales se encuentran el Jefe de Gabinete y dos Secretarios.
En síntesis, el total de empleados actualmente es de 624 versus 707 que habían cuando asumí.
Tenemos la responsabilidad de manejar un presupuesto que tiene como único ingreso el pago de los regantes, que en varios ríos es bastante exiguo. No obstante, subimos las inversiones del 11% en el 2017, el año que asumí, al 29% en 2018.
Aprendí que en la política y en la vida hay manuales de procedimiento. El de la política dice que cuando hay bronca uno se debe agachar hasta que pase, total, la gente se olvida pronto y los medios siguen dando malas noticias. Pero en mi manual de la vida, aprendí que cuando uno es serio y honesto, aunque aveces se equivoque, siempre debe dar la cara y las explicaciones del caso.
Por eso se las doy a la opinión publica en general, a los regantes en particular y a mi hermosa familia, y muchos amigos, que si bien no me las piden porque me conocen bien, también se las merecen.

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