Medicina en San Rafael: Crónica del destrato a una abuela que terminó falleciendo por impericia de ciertos profesionales

Abuela
A continuación contaremos la pesadilla que vivió Luisa Saez durante un mes entero, hasta que el 21 de junio pasado dejó de existir. La crónica la escribe la propia hija de la abuela de 67 años, quien aún no tiene consuelo.

«Mi mamá ingresa el día 21 de mayo en Clínica Ciudad por una luxación protesica.
Como no tenían camas disponibles, me ofrecieron las habitaciones privadas cuyo costo oscila los 800/900 pesos diarios.
Como no pude pagar la internaron, en una habitación al lado de la guardia, el traumatologo de guardia, Dr. Alejandro Perez Azcurra, la somete al día siguiente a una reducción cerrada en quirófano, bajo anestesia , sin el consentimiento firmado ni por mi ni por ella.
Le realiza la reducción el día 22 alegando que fue un éxito (sin realizarle la RX de control para verificar que efectivamente fue un éxito), y prometiéndole el alta el día sábado 23 de mayo. Un enfermero de la clínica, sin permiso del doctor le realiza dicha radiografía.
Llega el sábado y se va de alta. Cabe destacar que durante esa internación (21,22 y 23 de mayo) no tuvo asistencia de médico clínico ni de enfermería; excepto el clínico que la internó. Con terribles dolores, sin poder caminar… peor que cuando ingresó.
Los dolores se acentuaban de tal manera que el domingo 24 de mayo llamo a la empresa Amano (servicio que le corresponde por tener la Pami). Me dijeron que en día domingo no le harían el traslado, y que el lunes por ser feriado tampoco… Que con suerte la llevarían martes o miércoles.
Llamo al 911 y explico la situación; inmediatamente trasladan a mi mamá al hospital público, quedando internada en la habitación 616.
El traumatólogo de guardia en ese momento, casualmente era el Dr. Pérez Azcurra, quien me dijo textualmente que mi mamá no sería atendida en el Hospital por poseer obra social y que busque los medios para trasladarla a Clínica Ciudad.
Pasó el domingo, lunes y martes, sin atención traumatológica. Me dirijo a hablar con el director del Hospital, el cual escuchó mi problema y se puso a mi disposición. Minutos más tarde le estaban haciendo una RX de cadera donde se corroboraba la luxación, pero aún así el traumatólogo insistió en no querer atender a mi mamá.
Entonces llame a Amano, hablé con las enfermeras del hospital, hablé a Clínica Ciudad y al 911. Nadie quería trasladarla.
Finalmente el Dr. Pérez Azcurra gestiona el traslado de mi mamá desde el Hospital Schestakow hacia Clínica Ciudad el miércoles 27 de mayo, aprovechando y enviando mensajes totalmente inapropiados y fuera lugar por su gestión. Cabe destacar que en la epicrisis del Hospital Schestakow, el Dr. Pérez Azcurra coloca «buena evolución » pero si ni siquiera fue a verla!!!!
Mi mamá ingresa a Clínica Ciudad el miércoles 27 de mayo, inmediatamente pregunté a las enfermeras quien sería el traumatólogo que atendería a mi mamá; no sabían. Me pidieron que hable con el cabo LUIS o la caba NORA del primer piso, los cuales tampoco me dieron una respuesta. Me dirigí a hablar con el director de la clínica, pero en varias oportunidades estaba en reunión. Hablé con el clínico que visitaba a mi mamá, el Dr. Avila, pero tampoco sabía.
Hable personalmente con el Jefe de piso, el Dr. Piedecasas, y tampoco sabría quien atendería a mi mamá en su urgencia traumatológica.
Pasó el miércoles, jueves, viernes, sábado… y mi mamá en completo abandono.
El sábado a la noche la ve el Dr. Carayol, haciéndonos saber que recién se enteraba de que mi mamá estaba internada.
¿Por que nunca nadie le aviso antes? ¿Quien falló? Era una urgencia!. Ahí me entero que la RX de control pedida por el enfermero había sido un fracaso; le habían dado el alta en peores condiciones con las que ingresó.
El Dr. Carayol intentó una nueva reducción, pero fue fallida. Me dijo que si seguía traccionando rompería su pierna. La única solución viable era la cirugía.
Con el correr de los días se le produjo una infección en su cadera.
Mi mamá era una paciente anticoagulada, con una trombositosis esencial, o sea, su cuerpo tenía tendencia a formar trombos. Para ello estaba medicada con Sintrom.
Finalmente es intervenida quirúrgicamente el jueves 18 de junio siendo «un éxito la cirugía» (palabras textuales del Dr. Pérez Azcurra ).
Antes de una cirugía se debe suspender el Sintrom durante 5 días aproximadamente, e iniciar tratamiento con Fraxiparina (heparina de bajo peso molecular) para proteger de eventuales hemorragias e inhibe la formación de trombos.
Pues a mi mamá le suspendieron todo durante casi 10 días, la dejaron sin medicación, y cuando hablé con el médico de terapia me dijo que fue un tromboembolismo pulmonar o ACV (ambos productos de un trombo).
Pasaron tantos días, días de abandono; cada día pesaba más que el anterior y su salud se veía más comprometida, hasta tuvo una infección en su cadera.
En San Rafael tenemos médicos buenos y malos, médicos comprometidos y otros cuyo interés pasa por el monetario. Médicos sensibles y otros que hasta perdieron el sentido de la humanidad.
Abandono de varios días, impotencia, suspensión de la medicación imprescindible. Hay muchos interrogantes que no pudo explicarme y en el intento por hacerlo, cada fibra de mi ser intenta sufrir, intenta sentir lo que ella sintió y es un desgarro para el alma, si es que existe (CLAUDIA PATRICIA UBEDA – DNI: 27.433.059).

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