Todas las madrugadas decenas de efectivos viajan a la capital provincial para cumplir funciones en distintas dependencias del norte. Uniformados que nacieron, estudiaron y viven en San Rafael, deben perder 7 horas por día y viajar para cubrir puestos en distintas comisarías del Gran Mendoza.
Mientras tanto, en nuestro departamento hay dependencias que a distintas horas cierran sus puertas por falta de policías, y ante un llamado al 911 “no aparece nadie”.
Las comisarías no tienen móviles en condiciones, y los sueldos de los “azules” son de hambre. La mayoría, ni bien terminan sus horas de trabajo -tras arriesgar sus vidas- tienen que dirigirse a otro empleo, o atender emprendimientos propios, pues no llegan a fin de mes.
Ayer la vicegobernadora visitó en el Ministerio de Seguridad de la Nación a la titular del organismo, para apoyarla por el trabajo que viene haciendo para erradicar la delincuencia y las mafias en el país, iniciativa más que plausible; sin embargo, desde que asumió Hebe Casado los policías de San Rafael están peor que nunca, en materia de sueldos, desprotección política, falta de equipamiento, movilidades, etc.
Basta hablar con cualquiera de ellos para saber que nunca estuvieron tan mal.